Presión financiera y aranceles aceleran la crisis
El fabricante estadounidense de semiconductores Wolfspeed se ha visto forzado a iniciar un proceso de quiebra en el marco del Capítulo 11 de la ley de insolvencias de Estados Unidos. La empresa enfrenta una deuda total de aproximadamente 6.500 millones de dólares, impulsada por un entorno financiero desafiante y complicaciones generadas por las tarifas aduaneras en EE.UU. Según informó la compañía, ya se ha alcanzado un acuerdo con sus principales acreedores para reducir la deuda en alrededor del 70%, lo que equivale a 4.600 millones de dólares. No obstante, aún falta la aprobación final del plan.
Inversión frenada y proyectos suspendidos
Wolfspeed, especializada en la fabricación de semiconductores de potencia utilizados en vehículos eléctricos, tenía previsto construir junto a la empresa alemana ZF Friedrichshafen una planta de vanguardia en el estado federado alemán del Sarre. El proyecto, valorado en 2.700 millones de euros por parte de Wolfspeed y 170 millones por ZF, aspiraba a ser la mayor y más moderna fábrica del mundo dedicada a semiconductores de carburo de silicio. Además, el Estado había comprometido unos 500 millones de euros en subvenciones para facilitar el desarrollo de esta iniciativa.
Sin embargo, el estancamiento en las ventas de autos eléctricos provocó la paralización del proyecto. Incluso antes de que se oficializara el abandono del plan, ZF Friedrichshafen ya se había retirado del emprendimiento. A esta situación se sumó la incertidumbre generada por los aranceles estadounidenses, lo que agravó aún más la crisis financiera de Wolfspeed. En mayo, la empresa llegó incluso a poner en duda la viabilidad de sus operaciones a futuro.
Plan de reestructuración: alivio de deuda y nueva financiación
El proceso de reestructuración planteado por Wolfspeed forma parte de una estrategia denominada “pre-packaged bankruptcy”, que permite negociar con los acreedores antes de presentar la solicitud formal de quiebra. El objetivo principal es reducir significativamente la carga financiera del grupo, disminuyendo también los pagos anuales por intereses en un 60%.
En el marco de esta estrategia, más del 97% de los tenedores de bonos garantizados y más de dos tercios de los tenedores de bonos convertibles ya han mostrado su apoyo. El plan contempla el canje de bonos convertibles por un total de 5.200 millones de dólares, así como un préstamo pendiente con Renesas Electronics, por nuevos instrumentos de deuda valorados en 500 millones de dólares y el 95% del capital accionario renovado. Además, la empresa obtendría una nueva inyección de 275 millones de dólares a través de bonos convertibles subordinados, respaldados por acreedores actuales.
Optimismo dentro de la crisis
Robert Feurle, director ejecutivo de Wolfspeed, aseguró que la compañía tomó esta decisión tras evaluar diversas opciones para fortalecer su balance general y reestructurar su capital. “Estamos convencidos de que esta medida estratégica posiciona a Wolfspeed para aprovechar mejor su potencial a largo plazo”, afirmó. Según el ejecutivo, la empresa cuenta con sólidas competencias clave y continúa operando con una base de efectivo de aproximadamente 1.300 millones de dólares al cierre del tercer trimestre de su año fiscal, lo cual permitiría cumplir con sus compromisos con clientes y proveedores sin interrupciones.
Perspectivas a futuro
Wolfspeed planea concluir este proceso de reorganización financiera antes de que finalice el tercer trimestre de 2025. Mientras tanto, sus operaciones comerciales seguirán funcionando con normalidad. Si bien el camino hacia la recuperación todavía requiere la aprobación definitiva de todas las partes involucradas, la empresa confía en que este giro le permitirá regresar a una senda de crecimiento, dejando atrás una de las etapas más críticas de su historia reciente.